Por Douglas Alberto Gómez Reyes
La
bóveda celeste, mucho antes que uno haga parte de su vocabulario el sustantivo
“astronomía”; cautiva, evoca, lleva y trae al pensamiento los recuerdos y
sentimientos más nobles, sublimes. Tirarse al césped, ver tiritar tibiamente
los puntitos de luz tachonados en el cielo, seduce a reconsiderar la idea pitagórica
sobre la música de las esferas. Mirar hacia arriba, es gastar a placer los staccatos del tiempo.
El
cielo me figura el palimpsesto que al paso del tiempo, siempre satisface la
idea de Baruch Spinoza, “no recordamos lo que nos dijeron o lo que sentimos,
sino lo que creemos que sentimos o nos dijeron”. Uno escribe para desgastar,
para renacer, para existir en la suma de las palabras.
Días
atrás, en la mañana de la noche en vísperas de primavera, caminando al sur del
sur rumbo a la casa de mis padres, divisé como un Colón, la constelación insignia
de los cielos australes, La Cruz del Sur. Desde los 17° grados de latitud Norte
no siempre es visible, así que encontrarla como la isla del Guanahaní, arranca
por asalto miríada de evocaciones.
Partiendo
del trópico de Cáncer (23.5° lat. Sur) y latitudes más al Sur, es posible
observar la constelación de La Cruz o Cruz del Sur, a cualquier hora de la
noche todos los días del año. Las estrellas de la Cruz del Sur, Gacrux, Delta Crucis, Acrux, Becrux (o Mimosa) y Épsilon Crucis (las cuatro primeras dan forma a la cruz) vistas
desde el hemisferio Sur (Fig. 1), son estrellas circumpolares, por lo que siempre se
observan por encima del horizonte del observador. Para observar la Cruz del Sur
en latitudes tropicales y subtropicales en el hemisferio Norte, los meses de
mayo y junio son buen momento para ello poco después del atardecer.
Figura 1. Constelación La Cruz del Sur (tomada de aplicación COSMOS Celestron Nagivator).
La Fig. 1 muestra las cinco estrellas de la constelación Cruz del Sur.
La nube oscura que se observa entre las estrellas Acrux y Mimosa,
corresponde a la nebulosa Saco de Carbón (en algún momento se le llamó Mancha
de Magallanes o Nube Oscura de Magallanes), ubicada a una distancia de 600 años
luz, un radio aproximado de 30 a 35 años luz y dimensiones de 7° x 5°. Esta
nebulosa es visible a simple vista y se aprecia como una mancha oscura en la
Vía Láctea. La primera referencia a esta nebulosa en el mundo occidental la
hizo Vicente Yañez Pinzón en 1499. En la década de los 70s del siglo pasado, se
demostró que la nebulosa Saco de Carbón no es totalmente oscura, sino que
brilla tenuemente debido a la reflexión de las estrellas circundantes a las que
oscurece.
Figura 2. Constelación de La Cruz o Cruz del Sur. Compuesta por las estrellas Acrux, Becrux Gacrux, Delta Crux, Épsilon Crux, (arriba, de izquierda a derecha [dextrógiro]) (http://www.allthesky.com/constellations/visualconstellations.html).
Cuando los navegantes europeos cruzaron el Ecuador terrestre con dirección hacia el Sur, se percataron que la estrella del Norte (Polaris) desaparecía bajo el horizonte. Así también, descubrieron que en los cielos del Sur no existía estrella facsímile a Polaris, por lo que la línea que trazan las estrellas Gacrux y Acrux de la constelación de La Cruz, los guío durante siglos en alta mar en dirección al polo sur.
Caminar por los valles surianos como por los cielos planetarios, es buen ejercicio. El verbo más bonito que he escuchado bajo la luz de las estrellas, es aquél susurro suyo, yo te cielo.
Caminar por los valles surianos como por los cielos planetarios, es buen ejercicio. El verbo más bonito que he escuchado bajo la luz de las estrellas, es aquél susurro suyo, yo te cielo.