lunes, 15 de agosto de 2011

LA SEÑAL WOW!


Por Douglas Alberto Gómez Reyes

Big Ear, de la Universidad Estatal de Ohio, ha sido uno de los radiotelescopios más famosos en la investigación de la vida inteligente extraterrestre, por lo menos, por el optimismo que logró infundir en los investigadores. La noche del 15 de agosto de 1977, mientras el telescopio rastreaba 50 canales en la frecuencia del hidrógeno, uno de dichos canales, en concreto el dos, dejó constancia de una transmisión inusual. El voluntario que hacía guardia esa noche, Jerry Ehman, profesor de la Universidad Franklin de Columbus, rodeó con un círculo los enigmáticos registros de la impresora y dejó escrito al margen un exclamativo: Wow! Sin ser consciente de su acción, acababa de bautizar una de las señales más famosas y controvertidas de la historia del proyecto SETI (del inglés, Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre).
Wow!, es una señal que se destacó sobre el ruido del fondo y que en cuestión de 37 segundos incrementó de manera sensible su sonido hasta reducirse y finalmente desaparecer. Se descartó que la señal procediera de la Tierra puesto que 37 segundos era el tiempo necesario que el radiotelescopio Big Ear necesitaba para registrar un punto fijo del espacio; es decir, toda señal procedente del cielo debía incrementarse y decrecer en 37 segundos tal y como sucedió con Wow!
Por otra parte, la señal no era continua, sino intermitente, como quedaba de manifiesto por el hecho de que tan sólo aparecía registrada en uno de los dos receptores del telescopio. En el observatorio de Ohio llegaron a la conclusión de que las ondas Wow! Respondían a una señal fuerte, intermitente y dirigida, y que la fuente de emisión estaba en el espacio exterior. Se abrió la incógnita: ¿podía tratarse de una señal emitida por una civilización extraterrestre? No era descabellado, pero también podía proceder de una sonda espacial terrestre, de la que los científicos del Big Ear no tuvieran noticia. El misterio sólo podrá desvelarse si la señal aparece de nuevo y, desde entonces, los radiotelescopios no han sido capaces de detectar al día de hoy nada similar.

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