Por Douglas Alberto Gómez Reyes
Wow!, es una señal que se destacó sobre el ruido del fondo y que en cuestión de 37 segundos incrementó de manera sensible su sonido hasta reducirse y finalmente desaparecer. Se descartó que la señal procediera de la Tierra puesto que 37 segundos era el tiempo necesario que el radiotelescopio Big Ear necesitaba para registrar un punto fijo del espacio; es decir, toda señal procedente del cielo debía incrementarse y decrecer en 37 segundos tal y como sucedió con Wow!
Por otra parte, la señal no era continua, sino intermitente, como quedaba de manifiesto por el hecho de que tan sólo aparecía registrada en uno de los dos receptores del telescopio. En el observatorio de Ohio llegaron a la conclusión de que las ondas Wow! Respondían a una señal fuerte, intermitente y dirigida, y que la fuente de emisión estaba en el espacio exterior. Se abrió la incógnita: ¿podía tratarse de una señal emitida por una civilización extraterrestre? No era descabellado, pero también podía proceder de una sonda espacial terrestre, de la que los científicos del Big Ear no tuvieran noticia. El misterio sólo podrá desvelarse si la señal aparece de nuevo y, desde entonces, los radiotelescopios no han sido capaces de detectar al día de hoy nada similar.
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