lunes, 28 de noviembre de 2011

La importancia de una política en ciencia y tecnología para el estado mexicano


Por Jorge Armando Serrano Hernández*

La era del conocimiento -caracterizada por las herramientas digitales y la internet, y por los especialistas en distintas áreas del conocimiento científico-  a la que hemos sido arrojados por el desarrollo de las fuerzas productivas de la segunda mitad del siglo XX a la fecha, tiene repercusiones en los campos económico y político, nacional e internacional; tanto gobiernos como corporaciones han obtenido ganancias millonarias por la inversión en el desarrollo de la tecnología de punta, a cambio nos han entregado un mundo en tecnologización continua, más sofisticado y con mayores posibilidades para resolver viejos problemas de la especie humana, como las referentes a la salud o a la alimentación. En su defecto, nos encontramos que las brechas tecnológicas y económicas se han acentuado en todo el planeta.

En el caso específico de México el problema lo encontramos en ambos lados, en el gobierno y en la iniciativa privada. Desde la llegada de los gobiernos neoliberales –con Miguel de la Madrid, de 1982 hasta hoy- se decidió que el desarrollo de México debía ligarse al norteamericano de forma prácticamente exclusiva mientras se dejaba el avance de la economía en las manos de los empresarios, considerados más eficientes y menos corruptos que sus contrapartes burocráticas. En México muchas de las grandes fortunas son herencias de los grandes terratenientes de la colonia; aun suenan bastantes nombres de ralea y abolengo en las listas de lo más refinado de la sociedad, y aunque es verdad que han rotado y se agregaron muchos miembros de la clase política, de la vieja y nueva aristocracia burguesa, del mundo del espectáculo, gente del deporte, y en ascenso constante empresarios ligados con el narco, el club de los selectos y de los rostros bellos sigue siendo restringido.

A qué me refiero con todo lo anterior, a que prácticamente nadie ha logrado una fortuna en México empezando desde abajo, sin haberla heredado, sin haber recibido alguna clase de favoritismo del gobierno, o sin haber delinquido de alguna forma; es decir, tenemos empresarios que le apuestan a lo seguro, que quieren que el gobierno les abra el negocio de PEMEX, aunque no se cansan en repetir que es una empresa totalmente inviable y prácticamente en quiebra, ¿quién querría invertir en algo que no deja ninguna ganancia aparente y sí es causa de muchos problemas?

En México padecemos a una clase empresarial parásita, cuyos sueños húmedos consisten en parecerse a la nobleza europea, pero que se niega a pagar los impuestos correspondientes al crecimiento de su riqueza, que no genera los empleos necesarios e intenta negar paulatinamente los derechos fundamentales de la clase trabajadora; pero lo que es aun peor, no invierten en el desarrollo del conocimiento, la ciencia o la tecnología, no les interesa el progreso de la sociedad, sólo se preocupan por su margen de ganancia. No cabe duda de que la clase empresarial es la gran traidora histórica al proyecto nacional.

Por tanto la solución debe caer en ambas partes, gobierno y grandes empresarios; no podemos caer en el garlito de culpar a la sociedad, no es su responsabilidad el desarrollo de la ciencia o el conocimiento de punta, estos requieren de grandes inversiones que difícilmente un ciudadano común podría costear, tanto en su factor humano –el especialista en determinada técnica o conocimiento- como con las herramientas para desarrollar ese conocimiento -el software y el hardware-.

En la educación el gobierno debe invertir en los niveles básicos e intermedios para generar una cultura favorable hacia la ciencia y su interpretación del mundo, en detectar talentos, de cualquier área pero en especial para las ciencias; en la educación superior debe garantizar el acceso de las masas a las universidades al dedicar mayor presupuesto para la investigación y para la apertura de nuevas instituciones. También debe ofrecer becas y motivar el intercambio de estudiantes e investigadores, porque es la forma en que mejor se comparte el conocimiento. Debe generar estímulos económicos y hacendarios para que los grandes capitalistas no tengan pretexto para no invertir en las actividades científicas.

En ese sentido, la miopía de la clase empresarial es absoluta; sólo hace falta voltear la mirada sobre las últimas décadas y mirar a los países que han logrado revertir su situación económica: de Brasil, pasando por Turquía, Sudáfrica, India, y llegando hasta los tigres asiáticos, la receta ha sido una, inversión y desarrollo del sector científico-tecnológico. Al negarse a participar en ese mundo, los grandes capitalistas se vuelven vulnerables a los capitales golondrinos -qué es la crisis de Wall Street sino el problema de la falta de regulación y vigilancia por parte del Estado en el sector financiero- al no generar su propia fuente de riqueza, es decir, el conocimiento científico-tecnológico.

Hay una cosa que es cierta, México podría tener a los mejores científicos del mundo, pero si no existen las empresas adecuadas para que desarrollen de forma propicia su actividad, difícilmente podrán contribuir al avance del país.


*Licenciado en Diseño Gráfico por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México ENAP-UNAM. Actualmente estudia la maestría en Artes en la Academia de San Carlos-UNAM.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El planisferio celeste, la brújula de los cielos


Por Edgar Arce Celaya, Douglas Alberto Gómez Reyes y Pablo Benito Gómez Reyes 


Noche de las Estrellas 2009. Teotihuacán, Mex.
Sin duda la mejor manera de familiarizarse con las formas y las posiciones de las constelaciones es observándolas por las noches despejadas en el firmamento, y así identificar las estrellas más brillantes o con colores característicos. Nuestra capacidad de visualización está limitada hasta la sexta magnitud relativa, y son hasta estas estrellas las que podemos encontrar señaladas en el planisferio celeste.

Debemos de tener en cuenta que la forma de las constelaciones dibujadas en el planisferio pueden no coincidir con las que vemos en el firmamento, la razón es la proyección al trazar la esfera celeste sobre un plano. Es por eso que en los planisferios giratorios, las constelaciones circumpolares suelen estar correctamente trazadas, mientras las más alejadas, como las del horizonte sur suelen aparecer distorsionadas.  Sin embargo, los planisferios son las brújulas perfectas para guiarnos por el cielo en las noches de observación. Basta con hacer coincidir el mes, día y hora de observación y ¡listo!

Conociendo el planisferio

Planisferio celeste donde el círculo interno es móvil.
Antes de comenzar a utilizar el planisferio debemos verificar que ha sido diseñado para la latitud del lugar donde nos ubicamos. El planisferio suele estar compuesto de un círculo y un medio círculo móviles ensamblados, donde por lo general el círculo inferior suele estar fijo.

Observado el planisferio de frente, habremos de notar que en la periferia del círculo mayor se hayan dispuestos los meses del año agrupando un conjunto de días del mismo (por lo general, los días 5, 10, 15, 20, 15 y 30). En el borde exterior del semicírculo están gradadas las horas, por lo general de las 6 p.m. a las 6 a.m., con una separación de 15° entre cada hora, donde ésta gradación nos permite obtener la ascensión recta del cuerpo celeste de interés.

Planisferio celeste con semicírculo móvil.
En el interior del planisferio se encuentran dibujadas las estrellas y constelaciones, y en algunos planisferios, encontramos los paralelos, mismos que nos indican la declinación de los astros. Los planisferios se basan en un sistema de coordenadas celestes ecuatoriales absolutas. El campo de visibilidad de un planisferio esta dado por la latitud de donde realicemos la observación, por ejemplo, en Teotihuacán, Estado de México, no podremos ver en principio constelaciones ubicadas más allá de los 70° en el hemisferio sur.

Utilizando el planisferio

Planisferio configurado a las 11 p.m. del 25 de noviembre.
Lo primero que debemos tener en cuenta antes de orientar nuestro planisferio es el Tiempo Universal. Para Teotihuacán, por ejemplo, debemos restar seis horas a nuestra hora local en el horario de invierno, y siete en el horario de verano. Después hacemos coincidir la hora marcada en el semicírculo con el día y mes de observación. Ahora nuestro planisferio nos muestra el cielo visible en el momento indicado, para hacer coincidir las estrellas y constelaciones del firmamento con las dibujadas en el planisferio sólo debemos ubicar la estrella polar (Polaris) con el punto central del planisferio; para el caso de observación en Teotihuacán, la estrella polar está a los 20° de latitud norte.

Debemos considerar que el planisferio no nos ofrece la localización de planetas ni de la Luna, dado que su movimiento por el firmamento es diferente al seguido por las estrellas y constelaciones. Sin embargo, siempre podemos estar seguros que los habremos de hallar sobre la línea de la eclíptica.


El planisferio celeste es una herramienta que nos permite familiarizarnos con la forma de las constelaciones y ubicacion de las estrellas a lo largo del año, permitiéndonos obtener las coordenadas de los cuerpos celestes (Declinación y Ascensión recta) y haciéndonos mucho más grato y satisfactorio nuestro recorrido por los Cielos Planetarios.

martes, 22 de noviembre de 2011

El calor, impuesto inevitable sobre lo utilizable

Por Douglas Alberto Gómez Reyes 

Cada uno de nuestros movimientos y nuestros pensamientos, cada revolución de una rueda de automóvil, cada ráfaga de viento, se lleva un poco del caudal de energía útil . La energía de la naturaleza no puede nunca ser destruida, sino solamente convertida de una forma a otra. Pero cada vez que se produce una conversión parte de la energía se pierde en forma de calor inútil, que se difunde a través del universo, persistiendo para siempre, pero jamás recuperable. El descubrimiento en el siglo XIX de esta inevitable pérdida de la energía disponible clasificó de “vana” la búsqueda de la máquina de movimiento perpetuo, y condujo a la verificación que los procesos naturales tienden a ir en una sólo dirección. La medida de la progresiva degeneración de la energía hasta un estado de inutilidad se llama entropía y conlleva implicaciones filosóficas de gran importancia. 

La palabra fue inventada por el físico alemán Rudolf Clausius  (1822-1888) en el año 1865. Una entropía creciente (dilución continua del calor y el orden) tiene repercusiones cosmológicas. Desde hace más de un siglo y medio se ha especulado con la idea de que el universo puede estar tomando parte en una carrera de autodestrucción hacia una entropía máxima, es decir, cuando el universo quede a una misma temperatura todos los  procesos se detendrán, lo que significaría el fin del universo conocido.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Energía; una naturaleza por completo transformable

Por Douglas Alberto Gómez Reyes
 

"La cantidad total de energía de cualquier sistema aislado permanece invariable con el tiempo, aunque dicha energía puede transformarse en cualquier otra forma de energía." Ley de la conservación de la energía. 


La facultad de interconversión de las diversas formas de energía es una de sus propiedades más importantes. En resumidas cuentas, la Ley de la Conservación de la Energía nos dice que la energía no puede crearse ni destruirse, y que solo puede transformase de una forma de energía a otra, por ejemplo, de energía calorífica a energía eléctrica, pero que al fin de cuentas sigue siendo energía.

 Sin embargo, las conversiones de energía suelen ser algo complicadas y muchas de las veces forzadas. Así, por ejemplo, no se acostumbra intentar una transformación directa de energía mecánica en energía calorífica. Sin embargo, la fricción de dos piedras puede ser suficiente para encender fuego en una fogata de fin de semana. También, es casi imposible convertir directamente el calor en energía eléctrica; lo que hace el hombre es utilizar el calor para accionar una turbina, cuya energía mecánica hace girar un generador para así producir energía eléctrica. Es la etapa mecánica intermedia de la transformación la que resulta cara e ineficiente, y desde hace años los ingenieros desarrollan soluciones técnicas que permitan convertir directamente el calor en electricidad de manera sustentable en términos económicos y ambientales.

 La luz es también otro de estos complicados casos de conversión. Si bien la cantidad de energía radiante solar que incide sobre la superficie terrestre es en términos prácticos ilimitada, el hombre no dispone de procedimiento alguno verdaderamente eficaz para captarla para el trabajo. Solamente las plantas verdes son capaces de hacerlo en gran escala.La transformación más difícil –al menos por ahora– es la de cualquier clase de energía en energía nuclear.

 Los científicos, ingenieros y técnicos se enfrentan a todas estas transformaciones de la energía y saben, con una aproximación de unas cuantas calorías o vatios, exactamente cuanta energía necesitarán para realizar un trabajo, y la forma de energía que lo hará mejor y económicamente viable. Sin embargo, toda nuestra familiaridad con la energía no se basa más que en 200 años de experiencia, desde que por vez primera Thomas Young definiera la palabra energía en 1807, como la capacidad para realizar un trabajo.

            TABLA DE PROCESOS QUE CONVIERTEN ENERGÍA DE UN TIPO EN OTRO
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