miércoles, 7 de diciembre de 2011

Este-Oeste


Por Douglas Alberto Gómez Reyes

No hablamos mucho de las estrellas porque ella sabe que es mejor acompañarse con ellas a intentar por éste espacio de tiempo compartido encontrar respuesta a su luz. Nos gustan los misterios. Nos gusta hurgarlas por el telescopio y recorrerlas poco a poco al suave giro del eje de ascensión recta aún cuando por la premura no hayamos alineado al Norte la montura ecuatorial. 

Nos gusta ver la Luna y ella siempre susurra: quiero un amanecer en el Mar de la Tranquilidad. ¡Quiero una Tierra por Luna! Yo sólo alcanzo a responder con un leve suspiro: un día, algún día así será.  Nos gusta ver la Luna y observarla a través del ocular de 12 mm de su telescopio refractor que dice nunca supo armar hasta que me conoció en una sala de conferencias. Nos gusta ver la Luna, pasearnos por  los Alpes lunares y maravillarnos con el cráter Tycho.

Le gusta tomar chocolate caliente y abrigarse con el fuego de la fogata, aunque siempre reclama por mi poca habilidad para encenderla. 

El amanecer de la noche es hermoso. La Luna se va perfilando a su ocaso y antes de que deje de estar en nuestro cielo le asalto con mi cuento favorito, El lobo que cree la Luna es de queso. Ella cierra los ojos, exhala y forma una linda y tenue nube frente a Orión, ajusta su bufanda, frota sus manos y me dice: anda, cuéntame uno más. Y le digo: Un día un tlacuache se encontró a un coyote que estaba al pie de un cerro… Y ella exclama: ¡me lo sé! La miro, sonrío y le digo: entonces cuéntalo tú porque mi memoria con el frío es mala. Ella dice: ¡No! La mía es peor, y se sonroja. Chisto en complicidad y digo: ¿Qué haces ahí buen amigo? Le preguntó el tlacuache

La noche va madurando. El teléfono celular registra dos grados Celsius y descubro que entre risas y nuestro leve y breve tiritar el tiempo se entume y con esfuerzo avanza. ¿Vamos por más chocolate? Ella pregunta. Pero con leche, yo respondo y ella vuelve a sonreír.

Nos gusta esperar a Marte, y entre el follaje de los pinos que yacen al Este ella con paciencia celeste evoca el día que por vez primera contempló a Marte a través de un telescopio reflector de 114 mm de objetivo. Me platica del meteorito ALH84001 hallado en la Antártida hace 27 años, en diciembre de 1984 y me pide cerrar los ojos e imaginar los días en los que la vida era abundante, exuberante y hermosa en el planeta rojo. No puedo. Al mirarla no puedo cerrar los ojos. ¿Por qué hacerlo? Si la vida es hermosa aquí y ahora.
Marte aparece y cobra altura en nuestro cielo. Ella dirije y apunta el telescopio mientras yo reviso el anuario astronómico. Esa noche viajamos a través de la lente barlow y el ocular de 20 mm cerca de 195 millones de kilómetros de distancia.

Han pasado dos horas y Marte está a punto de alcanzar el cenit. Es hora de despedir a Orión y a tres de sus estrellas, Alnitak, Alnilam y Mintaka. Las tres estrellas que desde niños, mucho antes de saber que la Tierra era redonda tanto ella como yo llamábamos los tres reyes magos.
 
La alborada está cerca. Ella señala al poniente y grita feliz, y entre un cirro se vislumbra la Estación Espacial Internacional.

El amanecer nos sorprende cuando ya caminamos con rumbo al Sur. El orto es ambarino y Polaris deja de marcar el Norte visible de la penumbra. Ella habla y yo escucho. Su diadema roja me recuerda una mañana que casi olvido. El prendedor de su cabello que de noche carecía de forma con los primeros rayos de Sol toma la silueta de una mariposa azul y verde. El día y la latitud coinciden. Ella al Este y yo al Oeste. Ella habla y yo escucho.

sábado, 3 de diciembre de 2011

La carrera lunar


Por Douglas Aberto Gómez Reyes
 
Sismógrafo y espejo instalado por  el Apolo 11, 1969.
En el periodo conocido como la Guerra Fría (1947-1991), los Estados Unidos de América y la Unión Soviética mantuvieron una carrera por la generación de tecnología para demostrar su hegemonía. Conquistar el planeta Tierra era una tarea imposible, pero el espacio exterior era un objetivo libre y mucho más poderoso, por lo que sus esfuerzos los dirigieron a la Conquista del Espacio.  

Ambos gobiernos tenían los objetivos claros: poner en órbita un satélite y que enviará señales a la Tierra, la colocación en órbita del primer hombre, realizar la primera caminata espacial, la exploración de la Luna y los planetas del sistema solar mediante sondas automáticas, y enviar y colocar al primer hombre en la superficie lunar y traerlo de regreso a la Tierra.

ICBM que impulso las naves Mechta.
Los soviéticos lograron orbitar, fotografiar y estudiar por primera vez la Luna mediante el programa Lunik (Luna) a través de 24 sondas automáticas lanzadas entre el 2 de enero de 1959 y el 9 de agosto de 1976. La nave Mechta 1, lanzada el 2 de enero de 1959, sobrevoló la superficie lunar a poco más de 6 mil kilómetros de altura para después entrar en órbita solar. El 14 de septiembre de ese año, otra nave, la Mechta 2 logró con éxito impactar con la Luna, y el 10 de octubre, el Mechta 3 tomó las primeras fotografías de la cara oculta de la Luna. Estos logros soviéticos generan incertidumbre y zozobra entre los estadunidenses, puesto que el cohete que logró enviar a la Luna sus tres misiones exitosas de 1959, era el mismo que impulsaba a los Misiles Balísticos Intercontinental o ICBM  (Inter-Continental Ballistic Missile, por sus siglas en inglés) armados con cabezas nucleares (R-7) y apuntados a los Estados Unidos. Los primeros fracasos de los norteamericanos de debieron en parte, a la poca capacidad de sus cohetes propulsores. 

Serguéi Koroliov junto a Yuri Gagarin, 1961.
El programa Lunik tuvo como Diseñador Jefe hasta el año 1966 al ingeniero Serguéi Pávlovich Koroliov (1907-1966). Koroliov fue pieza clave en el desarrollo de los ICBM y supervisor de los programas soviéticos Sputnik (Compañero de viaje), Vostok (Este) y Vosjod (Amanecer). El programa Sputnik logró poner en órbita el primer satélite el 4 de octubre de 1957 (Sputnik 1) y en enviar al primer ser vivo al espacio exterior (la perra Laika) el 3 de noviembre de ese mismo año (Sputnik 2). El programa Vostok fue el responsable de poner en órbita a seis cosmonautas alrededor de la Tierra, donde la Vostok 1 puso al primer hombre (Yuri Gagarin) en el espacio exterior el 12 de abril de 1961.

Compitiendo con el programa Vostok, los estadunidenses crearon el programa Mercury, el 7 de octubre de 1958, con el objetivo de poner al primer estadunidense en órbita terrestre. El 5 de mayo de 1961 el programa logró poner en vuelo suborbital al astronauta Alan B. Shephard, y el 20 de febrero de 1962 al astronauta John Glen en órbita terrestre.

Compitiendo con el programa Lunik de los soviéticos, los norteamericanos crearon el Programa Apolo en julio de 1960. El objetivo: el sobrevuelo tripulado de la Luna para localizar una zona apropiada para un eventual alunizaje de astronautas. Los planes originales del Apolo se vieron modificados cuando el 25 de mayo de 1961 el presidente John F. Kennedy anunció que los estadunidenses debían “colocar a un Hombre sobre la Luna, y devolverlo sano y salvo a la Tierra antes del final de la década”. Así, la NASA vio respaldado su proyecto Apolo, al tiempo que se embarcaban en la misión tecnológica más formidable de la historia.

Insignia del Proyecto Apolo
El anuncio de los norteamericanos de colocar el primer hombre en la Luna, no causó mucho revuelo entre los líderes soviéticos, en parte por la desconfianza que el gobierno norteamericano los llevase a cabo, y por otro, por la rivalidad existente entre las diversas oficinas de diseño (OKB) que competían por los distintos proyectos. Fue hasta 1964, con tres años de retraso respecto a los estadunidenses cuando la NASA ya contaba con los éxitos  del Programa Mercury y la creación del Programa Gemini, que el gobierno soviético aprobó los fondos requeridos para los programas lunares. El plan de de los soviéticos estaba basado en dos programas: 1. Sobrevuelo de la Luna: otorgado a Vladímir Cheloméi, con el desarrollo de la nave LK 1 y el cohete Protón; 2. Programa de aterrizaje lunar: otorgado a Serguéi Koroliov, con el desarrollo del cohete N1, la nave Soyuz y el módulo lunar L3. Este programa fue conocido como N1/L3.

Alekséi Leónov en el espacio. Vosjod 2, 1965.
Un paso más por la carrera lunar era poder realizar la primera caminata espacial, los estadunidenses tenían para tal fin el Programa Gemini, anunciado el 3 de enero de 1962 y puesto en operación el 8 de abril de 1964, con el que buscaban realizar encuentros espaciales y acoplamientos que serían usados en las misiones de Programa Apolo. Los soviéticos desarrollaron el Programa Vosjod o Voskhod (Amanecer) en 1964, consistente en la evolución de la nave Vostok a una nave multiplaza con una cápsula de Actividades Extravehiculares (EVA) destinada al estudio del comportamiento del humano. El 18 de marzo de 1965 con la Vosjod 2, Alekséi Leónov fue el primer ser humano en salir al espacio exterior al realizar una caminata espacial de 10 minutos. Los norteamericanos harían lo mismo el 3 de junio de ese año, cuando el astronauta Edward White de la Gemini IV realizará el primer paseo.

El 15 de noviembre de 1966 el Proyecto Gemini había finalizado con un rotundo éxito y la NASA estaba a punto de lanzar su primera cápsula Apolo tripulada, cuando sufre un fuerte revés al incendiarse en una prueba en tierra el Apolo I y perdiendo a sus tres astronautas en el accidente (Gus Grissom, Edward White y Roger Chaffee). Este hecho retrasó el programa cerca de dos años, dando aparentemente una ventaja a los soviéticos.

Sin embargo para octubre 1967 las esperanzas de lograr el vuelo circunlunar menguaban ante las fallidas misiones del cohete Protón y la nave LK1, aunada a la inesperada muerte del líder del proyecto Serguéi Koroliov el 14 de enero de 1966, tomando su lugar Vasili Mishin quien fuera delegado y mano derecha de Koroliov. Otro fuerte golpe sería la muerte en un accidente de aviación del líder del programa espacial de la URSS, Yuri Gagarin el 27 de marzo de 1968. 

La Tierra desde la Luna. Apolo 8, 1968.
Sin embargo, pese a todos los problemas enfrentados por los soviéticos, la nave Zond 5 del Programa Zond (Sonda) logra circunnavegar a 1,212 km de altura la luna de forma automática el 21 de septiembre de 1968, regresando a la Tierra y abordo tortugas, insectos, semillas y plantas. El lanzamiento de la Zond 5 hizo que la NASA lanzará antes de lo previsto la misión Apolo 8 el 21 de diciembre de 1968, logrando con ella el primer vuelo tripulado en orbitar la Luna, generando así que las motivaciones políticas de los líderes soviéticos del programa circunlunar dejarán de tener sentido.

En la recta final de la conquista lunar los norteamericanos llevaban la ventaja, puesto que el cohete lanzador Saturno V diseñado por el ingeniero Wernher von Braun había funcionado correctamente en las misiones Apolo 4, 6, y 8 (las misiones Apolo 5 y 7 se lanzaron con el cohete Saturno IB). Estos éxitos obligaron a los soviéticos a acelerar el desarrollo de su cohete N1. Sin embargo, el 21 de febrero de 1969, el primer cohete N1 explotaba a las 68.7 segundos de su lanzamiento; el segundo N1/L3 lanzado 13 días antes que el Apolo 11, el 3 de julio de 1969 fracasó explotando en la rampa de lanzamiento destruyendo todo el complejo retrasando por dos años el programa; el tercero y cuarto lanzamiento de los N1/L3 también concluyeron en fracasos, el 27 de junio de 1971 y el 23 de noviembre de 1972 respectivamente, dándose así por concluido el Programa N1/L3.

Neil Armtrong, Apolo 11, 1969
El 16 de julio de 1969 se lanzó desde Cabo Cañaveral, Florida, la misión Apolo 11 cumpliendo así un viejo sueño de la humanidad: llegar a la Luna. Los astronautas Neil Armstrong y Edwin Aldrin lograron posar el módulo lunar Águila sobre la superficie a menos de treinta segundos de quedarse sin combustible, siendo Armstrong el primer ser humano en pisar la superficie lunar y colocar la bandera de los Estados Unidos.

En un último esfuerzo por reducir la hazaña norteamericana, los soviéticos lanzaron el 13 de julio de 1969 la sonda Mechta 15 equipada para recoger muestras de la superficie y llevarlas a la Tierra antes de que volviera el Apolo 11. Sin embargo la misión fracasaba después de 52 vueltas orbitales lunares estrellándose en un punto entre los 17°N-60°E de la Luna. Este hecho impidió al Kremlin sostener su argumento de que la Unión Soviética nunca estuvo en la carrera lunar y que la recogida de muestras lunares podía hacerse de forma segura y económica mediante misiones no tripuladas.

Huella del Hombre sobre la Luna. Apolo 11.
En 1972 la NASA anunciaba que se retiraba de la Luna tras la misión Apolo XVII, lanzada el 7 de diciembre de 1972 y por primera vez contaba con la participación de un científico, el geólogo Harrison Hagan Schmitt.
En mayo 1974 Mishin fue sustituido por Valentín Glushkó, quien no era partidario del Programa N1/L3, siendo su primera acción cancelar el programa y con ello toda posibilidad de que la URSS fuese a la Luna. Los soviéticos sólo seguirían lanzando sus exitosas sondas automáticas, manteniendo así la versión oficial hasta la desintegración de la URSS que ellos nunca habían participado en la Carrera Lunar

lunes, 28 de noviembre de 2011

La importancia de una política en ciencia y tecnología para el estado mexicano


Por Jorge Armando Serrano Hernández*

La era del conocimiento -caracterizada por las herramientas digitales y la internet, y por los especialistas en distintas áreas del conocimiento científico-  a la que hemos sido arrojados por el desarrollo de las fuerzas productivas de la segunda mitad del siglo XX a la fecha, tiene repercusiones en los campos económico y político, nacional e internacional; tanto gobiernos como corporaciones han obtenido ganancias millonarias por la inversión en el desarrollo de la tecnología de punta, a cambio nos han entregado un mundo en tecnologización continua, más sofisticado y con mayores posibilidades para resolver viejos problemas de la especie humana, como las referentes a la salud o a la alimentación. En su defecto, nos encontramos que las brechas tecnológicas y económicas se han acentuado en todo el planeta.

En el caso específico de México el problema lo encontramos en ambos lados, en el gobierno y en la iniciativa privada. Desde la llegada de los gobiernos neoliberales –con Miguel de la Madrid, de 1982 hasta hoy- se decidió que el desarrollo de México debía ligarse al norteamericano de forma prácticamente exclusiva mientras se dejaba el avance de la economía en las manos de los empresarios, considerados más eficientes y menos corruptos que sus contrapartes burocráticas. En México muchas de las grandes fortunas son herencias de los grandes terratenientes de la colonia; aun suenan bastantes nombres de ralea y abolengo en las listas de lo más refinado de la sociedad, y aunque es verdad que han rotado y se agregaron muchos miembros de la clase política, de la vieja y nueva aristocracia burguesa, del mundo del espectáculo, gente del deporte, y en ascenso constante empresarios ligados con el narco, el club de los selectos y de los rostros bellos sigue siendo restringido.

A qué me refiero con todo lo anterior, a que prácticamente nadie ha logrado una fortuna en México empezando desde abajo, sin haberla heredado, sin haber recibido alguna clase de favoritismo del gobierno, o sin haber delinquido de alguna forma; es decir, tenemos empresarios que le apuestan a lo seguro, que quieren que el gobierno les abra el negocio de PEMEX, aunque no se cansan en repetir que es una empresa totalmente inviable y prácticamente en quiebra, ¿quién querría invertir en algo que no deja ninguna ganancia aparente y sí es causa de muchos problemas?

En México padecemos a una clase empresarial parásita, cuyos sueños húmedos consisten en parecerse a la nobleza europea, pero que se niega a pagar los impuestos correspondientes al crecimiento de su riqueza, que no genera los empleos necesarios e intenta negar paulatinamente los derechos fundamentales de la clase trabajadora; pero lo que es aun peor, no invierten en el desarrollo del conocimiento, la ciencia o la tecnología, no les interesa el progreso de la sociedad, sólo se preocupan por su margen de ganancia. No cabe duda de que la clase empresarial es la gran traidora histórica al proyecto nacional.

Por tanto la solución debe caer en ambas partes, gobierno y grandes empresarios; no podemos caer en el garlito de culpar a la sociedad, no es su responsabilidad el desarrollo de la ciencia o el conocimiento de punta, estos requieren de grandes inversiones que difícilmente un ciudadano común podría costear, tanto en su factor humano –el especialista en determinada técnica o conocimiento- como con las herramientas para desarrollar ese conocimiento -el software y el hardware-.

En la educación el gobierno debe invertir en los niveles básicos e intermedios para generar una cultura favorable hacia la ciencia y su interpretación del mundo, en detectar talentos, de cualquier área pero en especial para las ciencias; en la educación superior debe garantizar el acceso de las masas a las universidades al dedicar mayor presupuesto para la investigación y para la apertura de nuevas instituciones. También debe ofrecer becas y motivar el intercambio de estudiantes e investigadores, porque es la forma en que mejor se comparte el conocimiento. Debe generar estímulos económicos y hacendarios para que los grandes capitalistas no tengan pretexto para no invertir en las actividades científicas.

En ese sentido, la miopía de la clase empresarial es absoluta; sólo hace falta voltear la mirada sobre las últimas décadas y mirar a los países que han logrado revertir su situación económica: de Brasil, pasando por Turquía, Sudáfrica, India, y llegando hasta los tigres asiáticos, la receta ha sido una, inversión y desarrollo del sector científico-tecnológico. Al negarse a participar en ese mundo, los grandes capitalistas se vuelven vulnerables a los capitales golondrinos -qué es la crisis de Wall Street sino el problema de la falta de regulación y vigilancia por parte del Estado en el sector financiero- al no generar su propia fuente de riqueza, es decir, el conocimiento científico-tecnológico.

Hay una cosa que es cierta, México podría tener a los mejores científicos del mundo, pero si no existen las empresas adecuadas para que desarrollen de forma propicia su actividad, difícilmente podrán contribuir al avance del país.


*Licenciado en Diseño Gráfico por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México ENAP-UNAM. Actualmente estudia la maestría en Artes en la Academia de San Carlos-UNAM.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El planisferio celeste, la brújula de los cielos


Por Edgar Arce Celaya, Douglas Alberto Gómez Reyes y Pablo Benito Gómez Reyes 


Noche de las Estrellas 2009. Teotihuacán, Mex.
Sin duda la mejor manera de familiarizarse con las formas y las posiciones de las constelaciones es observándolas por las noches despejadas en el firmamento, y así identificar las estrellas más brillantes o con colores característicos. Nuestra capacidad de visualización está limitada hasta la sexta magnitud relativa, y son hasta estas estrellas las que podemos encontrar señaladas en el planisferio celeste.

Debemos de tener en cuenta que la forma de las constelaciones dibujadas en el planisferio pueden no coincidir con las que vemos en el firmamento, la razón es la proyección al trazar la esfera celeste sobre un plano. Es por eso que en los planisferios giratorios, las constelaciones circumpolares suelen estar correctamente trazadas, mientras las más alejadas, como las del horizonte sur suelen aparecer distorsionadas.  Sin embargo, los planisferios son las brújulas perfectas para guiarnos por el cielo en las noches de observación. Basta con hacer coincidir el mes, día y hora de observación y ¡listo!

Conociendo el planisferio

Planisferio celeste donde el círculo interno es móvil.
Antes de comenzar a utilizar el planisferio debemos verificar que ha sido diseñado para la latitud del lugar donde nos ubicamos. El planisferio suele estar compuesto de un círculo y un medio círculo móviles ensamblados, donde por lo general el círculo inferior suele estar fijo.

Observado el planisferio de frente, habremos de notar que en la periferia del círculo mayor se hayan dispuestos los meses del año agrupando un conjunto de días del mismo (por lo general, los días 5, 10, 15, 20, 15 y 30). En el borde exterior del semicírculo están gradadas las horas, por lo general de las 6 p.m. a las 6 a.m., con una separación de 15° entre cada hora, donde ésta gradación nos permite obtener la ascensión recta del cuerpo celeste de interés.

Planisferio celeste con semicírculo móvil.
En el interior del planisferio se encuentran dibujadas las estrellas y constelaciones, y en algunos planisferios, encontramos los paralelos, mismos que nos indican la declinación de los astros. Los planisferios se basan en un sistema de coordenadas celestes ecuatoriales absolutas. El campo de visibilidad de un planisferio esta dado por la latitud de donde realicemos la observación, por ejemplo, en Teotihuacán, Estado de México, no podremos ver en principio constelaciones ubicadas más allá de los 70° en el hemisferio sur.

Utilizando el planisferio

Planisferio configurado a las 11 p.m. del 25 de noviembre.
Lo primero que debemos tener en cuenta antes de orientar nuestro planisferio es el Tiempo Universal. Para Teotihuacán, por ejemplo, debemos restar seis horas a nuestra hora local en el horario de invierno, y siete en el horario de verano. Después hacemos coincidir la hora marcada en el semicírculo con el día y mes de observación. Ahora nuestro planisferio nos muestra el cielo visible en el momento indicado, para hacer coincidir las estrellas y constelaciones del firmamento con las dibujadas en el planisferio sólo debemos ubicar la estrella polar (Polaris) con el punto central del planisferio; para el caso de observación en Teotihuacán, la estrella polar está a los 20° de latitud norte.

Debemos considerar que el planisferio no nos ofrece la localización de planetas ni de la Luna, dado que su movimiento por el firmamento es diferente al seguido por las estrellas y constelaciones. Sin embargo, siempre podemos estar seguros que los habremos de hallar sobre la línea de la eclíptica.


El planisferio celeste es una herramienta que nos permite familiarizarnos con la forma de las constelaciones y ubicacion de las estrellas a lo largo del año, permitiéndonos obtener las coordenadas de los cuerpos celestes (Declinación y Ascensión recta) y haciéndonos mucho más grato y satisfactorio nuestro recorrido por los Cielos Planetarios.

martes, 22 de noviembre de 2011

El calor, impuesto inevitable sobre lo utilizable

Por Douglas Alberto Gómez Reyes 

Cada uno de nuestros movimientos y nuestros pensamientos, cada revolución de una rueda de automóvil, cada ráfaga de viento, se lleva un poco del caudal de energía útil . La energía de la naturaleza no puede nunca ser destruida, sino solamente convertida de una forma a otra. Pero cada vez que se produce una conversión parte de la energía se pierde en forma de calor inútil, que se difunde a través del universo, persistiendo para siempre, pero jamás recuperable. El descubrimiento en el siglo XIX de esta inevitable pérdida de la energía disponible clasificó de “vana” la búsqueda de la máquina de movimiento perpetuo, y condujo a la verificación que los procesos naturales tienden a ir en una sólo dirección. La medida de la progresiva degeneración de la energía hasta un estado de inutilidad se llama entropía y conlleva implicaciones filosóficas de gran importancia. 

La palabra fue inventada por el físico alemán Rudolf Clausius  (1822-1888) en el año 1865. Una entropía creciente (dilución continua del calor y el orden) tiene repercusiones cosmológicas. Desde hace más de un siglo y medio se ha especulado con la idea de que el universo puede estar tomando parte en una carrera de autodestrucción hacia una entropía máxima, es decir, cuando el universo quede a una misma temperatura todos los  procesos se detendrán, lo que significaría el fin del universo conocido.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Energía; una naturaleza por completo transformable

Por Douglas Alberto Gómez Reyes
 

"La cantidad total de energía de cualquier sistema aislado permanece invariable con el tiempo, aunque dicha energía puede transformarse en cualquier otra forma de energía." Ley de la conservación de la energía. 


La facultad de interconversión de las diversas formas de energía es una de sus propiedades más importantes. En resumidas cuentas, la Ley de la Conservación de la Energía nos dice que la energía no puede crearse ni destruirse, y que solo puede transformase de una forma de energía a otra, por ejemplo, de energía calorífica a energía eléctrica, pero que al fin de cuentas sigue siendo energía.

 Sin embargo, las conversiones de energía suelen ser algo complicadas y muchas de las veces forzadas. Así, por ejemplo, no se acostumbra intentar una transformación directa de energía mecánica en energía calorífica. Sin embargo, la fricción de dos piedras puede ser suficiente para encender fuego en una fogata de fin de semana. También, es casi imposible convertir directamente el calor en energía eléctrica; lo que hace el hombre es utilizar el calor para accionar una turbina, cuya energía mecánica hace girar un generador para así producir energía eléctrica. Es la etapa mecánica intermedia de la transformación la que resulta cara e ineficiente, y desde hace años los ingenieros desarrollan soluciones técnicas que permitan convertir directamente el calor en electricidad de manera sustentable en términos económicos y ambientales.

 La luz es también otro de estos complicados casos de conversión. Si bien la cantidad de energía radiante solar que incide sobre la superficie terrestre es en términos prácticos ilimitada, el hombre no dispone de procedimiento alguno verdaderamente eficaz para captarla para el trabajo. Solamente las plantas verdes son capaces de hacerlo en gran escala.La transformación más difícil –al menos por ahora– es la de cualquier clase de energía en energía nuclear.

 Los científicos, ingenieros y técnicos se enfrentan a todas estas transformaciones de la energía y saben, con una aproximación de unas cuantas calorías o vatios, exactamente cuanta energía necesitarán para realizar un trabajo, y la forma de energía que lo hará mejor y económicamente viable. Sin embargo, toda nuestra familiaridad con la energía no se basa más que en 200 años de experiencia, desde que por vez primera Thomas Young definiera la palabra energía en 1807, como la capacidad para realizar un trabajo.

            TABLA DE PROCESOS QUE CONVIERTEN ENERGÍA DE UN TIPO EN OTRO
                                        Dar click en la imagen para agrandar el texto

domingo, 23 de octubre de 2011

Un matemático entre los geógrafos


Por Douglas Alberto Gómez Reyes

Eratóstenes (276?-195? a.C.), fue quizá el más grande de los antiguos geógrafos. Fue el segundo director de la biblioteca de Alejandría, la más grande del mundo occidental. Considerado un matemático entre los geógrafos, concibió una técnica para medir la circunferencia de la Tierra, misma que aún se utiliza.

Eratóstenes sabía por los relatos de los viajeros que al mediodía del 21 de junio, en un manantial de Syene (hoy Assuán), la luz del sol no creaba sombra alguna, y por lo tanto la luz solar caía verticalmente sobre las cabezas de los observadores. Eratóstenes, sabía que en Alejandría el sol siempre arrojaba sombra. Por lo datos recopilados de Eratóstenes, él consideraba que Syene estaba al sur de Alejandría. Así que se le ocurrió que si podía medir la longitud de la sombra del sol en Alejandría a la hora en que no proyectaba sombra en Syene, y así calcular la circunferencia de la Tierra. El 21 de junio Eratóstenes midió la sombra de un obelisco en Alejandría y mediante geometría calculó que el sol se desviaba 7°14´ respecto a su proyección perpendicular. Esto es una cincuentava parte de los 360° de una circunferencia completa. La circunferencia de la Tierra tendría que ser  entonces cincuenta veces la distancia entre Syene y Alejandría. Pero, ¿cuál es esa distancia? Eratóstenes sabía por los viajeros que los camellos necesitaban cincuenta días para cubrir la distancia entre estas dos ciudades, y que un camello recorría cien estadios por día. La distancia así estimada era de cinco mil estadios. Eratóstenes calculó entonces que la circunferencia de la Tierra era de doscientos cincuenta mil estadios. 

No se está muy seguro sobre la conversión de un estadio, pero se estima que es de 185 metros de largo. El “estadio” griego, del cual proviene nuestra palabra estadio, era una carrera pedestre que tenía precisamente esa longitud. Según estos cálculos, Eratóstenes llegó a la conclusión de que la circunferencia de la Tierra medía unos 46,190 kilómetros, cifra que sobrepasa la medida real en un siete por ciento.

La exactitud de la cifra que dio Eratóstenes para la circunferencia de la Tierra no sería igualada hasta los tiempos modernos. Fue su habilidad para combinar la teoría de la astronomía y la geometría con la evidencia de la experiencia cotidiana que pudo concebir un modelo que, pasada si época, fue olvidado durante demasiado tiempo.

martes, 4 de octubre de 2011

¿Qué tan rápida es la velocidad de la luz?


Por D. Samara Gallegos Romero
 

A lo largo del tiempo, el hombre se ha encontrado de frente a fenómenos naturales desconocidos que le han detenido y llevado a preguntarse ¿por qué pasa?

Durante milenios muchos hombres creyeron que la Tierra era plana como un trozo de madera, y que al llegar a sus límites las cosas deberían caer y quien sabe a dónde. Además era una locura pensar que se podía seguir caminando hasta estar de cabeza respecto a alguien en el punto opuesto. Otra cosa absurda era pensar que en el mundo pudiera ser de día y de noche al mismo tiempo, y que mientras unos dormían otros trabajaban bajo el sol.
Ahora sabemos que mientras unos duermen de un lado del mundo, otros están trabajando porque la Tierra es redonda y no recibe la luz del sol en toda la superficie al mismo tiempo y que los canguros de Australia están de cabeza respecto a nosotros y nosotros respecto de ellos.

En la antigüedad todo esto no se podía entender, pero en la actualidad es tan lógico que pareciera absurdo cuestionarlo. Pero ahora se nos hacen incompresibles algunas cosas que antes no cuestionábamos y así, curiosamente regresamos a la misma situación, es decir, antes nos cuestionábamos sobre cosas que ahora nos resultan obvias y ahora nos cuestionamos sobre cosas que antes nos parecían sencillas de entender ¡vaya asunto!
Por ejemplo y para no ir muy lejos, hace pocos años tanto el espacio y el tiempo nos resultaban fácilmente de entender, pero ahora, ¿cómo es posible entender que si la luz viaja muy rápido, el tiempo pase muy lento? Esta pregunta sería fácil de responder y entender si en la vida diaria experimentáramos desplazamientos cercanos a la velocidad de la luz, sin embargo, esta velocidad está muy lejos de la que realmente nos desplazamos sobre la superficie terrestre. Pero, ¿qué tan grande es la velocidad de la luz?


Pues bien, la máquina más veloz construida por el hombre, sólo alcanza los 20 kilómetros por segundo. La velocidad promedio a la que un hombre adulto camina es de 5 kilómetros por hora, la velocidad promedio a la que corremos es de 12 kilómetros por hora, la velocidad promedio al andar en bicicleta es de 20 kilómetros por hora, la velocidad promedio a la viajamos por carretera es de 80 a 90 kilómetros por hora, la velocidad a la que se desplazan los tren bala es de 300 kilómetros por hora, la velocidad promedio de un avión de pasajeros es de 900 a 1,000 kilómetros por hora, y la velocidad que alcanzan algunos aviones de combate es de 2,000 kilómetros por hora. Pero si esto parece muy rápido, la luz viaja a 299,792.458 kilómetros por segundo, que es casi igual a 300,000 kilómetros por segundo. Si comparásemos la velocidad de viaje de un cohete espacial que es de 20 kilómetros por segundo con la velocidad de la luz, esto sería como una carrera entre una tortuga y el cohete espacial, donde el cohete viajaría 15,000 veces más rápido que la tortuga.
¿Pero realmente la velocidad de la luz es demasiado rápida? Veamos qué pasa en el espacio exterior. El tiempo que le toma a un rayo de luz que sale de la Tierra en llegar a la Luna es poco más de un segundo (~1.2s), el tiempo que le toma a la luz del Sol llegar a la superficie terrestre es ocho minutos (~8.3min), el tiempo que le toma a la luz del Sol en llegar a la superficie de Saturno es de casi ochenta minutos. Ahora el tiempo que tarda en llegar la luz de la estrella más cerca al sol (Alfa Centauri ), es de poco más de cuatro años, y el tiempo que le toma a la luz cruzar de extremo a extremo la Vía Láctea es de casi cien mil años. 

Así que cuando analizamos el tiempo de viaje de la luz por el espacio interplanetario y no digamos ya por el espacio intergaláctico, habremos de decir que si la luz viaja muy rápido o muy despacio es meramente una cuestión de escala.

domingo, 2 de octubre de 2011

Proyecto Galileo; monitoreo satelital


Douglas Alberto Gómez Reyes y Pablo B. Gómez Reyes

El Sistema de Posicionamiento Global (GPS) fue desarrollado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y permite determinar en todo el mundo la posición de una persona, vehículo o nave. Con una iniciativa militar, el GPS se extendió como un sistema aplicado a todos los aspectos de la vida. Los últimos desarrollos europeos han dado con el Sistema Galileo, una constelación de 30 satélites que utilizan el sistema GPS de ubicación de coordenadas, pero que corrige notoriamente las posibilidades de error. El proyecto europeo surgió para independizarse del control estadunidense del sistema. 
Sistema Galileo 
Como el desarrollo inicial del sistema de navegación por satélite tuvo fines militares y era desarrollado por el Departamento de Defensa estadunidense, las señales podían cortarse o emitirse con error si Estados Unidos lo deseaba. El desarrollo del Sistema Galileo permite la independencia respecto del GPS. Por otra parte, el margen de error que permite la incorporación de un cuarto satélite a la transmisión de señales es diez veces menor al del GPS. El sistema consta de treinta satélites que orbitan a 23 000 kilómetros de la Tierra en tres planos distintos (60° respecto el plano ecuatorial), para permitir una cobertura total.

Funcionamiento
Con el envío de ondas electromagnéticas por parte de los satélites, los receptores pueden convertir estas señales en posición, velocidad y tiempo estimados, porque la distancia es el producto de la velocidad por tiempo. Para el cálculo de la posición exacta se requieren cuatro satélites. Los tres primeros forman un área de intersección tripartita, mientras que el cuarto funciona como “corrector” de la posición. Cuando el área barrida por el cuarto satélite no coincide con la intersección demarcada anteriormente, la posición debe ser corregida. 

Fase 1
El primer satélite envía sus coordenadas. El navegador capta las señales, que le indica a qué distancia del satélite se encuentra dentro de la esfera barrida.
Fase 2
Si se agrega un segundo satélite, en la intersección de ambas esferas barridas se establece un área cuyo interior se encuentra el navegador
Fase 3
Combinando tres satélites se puede determinar un punto común que indica la posición exacta del navegador.
Fase 4
Un cuarto satélite se necesario para corregir cualquier error de posición, lo que por cuestión de costos no puede hacerse con un reloj atómico.

El sistema Galileo tiene un costo de  3 500 millones de euros y un costo de mantenimiento de 220 millones de euros anuales.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Órbitas satelitales

Douglas Alberto Gómez Reyes


El espacio disponible para ubicar satélites de transmisión no es ilimitado. Por el contrario, es un espacio finito que puede llegar a saturarse en caso de exceso de satélites. La órbita geoestacionaria o geosincrónica se encuentra actualmente en ese estado, poblada en su mayoría de aparatos  utilizados para las transmisiones televisivas. Asimismo, las ubicaciones de estos instrumentos no pueden ser arbitrarias: errores de 1 o 2 grados en cuanto a su ubicación podrían generar interferencias entre satélites. Esas posiciones son reguladas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).

Los satélites geoestacionarios cuentan con la ventaja de tener una posición fija respecto de la Tierra. A diferencia de ellos, los de órbita baja y media requieren de un seguimiento desde estaciones terrestres.

Los satélites transmiten información con determinada calidad según la posición que ocupen en relación con la Tierra. La órbita GEO, que hoy es la más explotada, permite cubrir toda la Tierra con sólo cuatro satélites, cuando en órbitas más bajas serían necesarias constelaciones de satélites  para poder lograr una cobertura total. Esto sucede con satélites de órbita LEO, que comenzaron a utilizarse ante la falta de espacio en el espectro. Las órbitas GEO son polares, porque así logran mantener siempre la misma posición respecto a la Tierra. En otro casos, como en la MEO, los satélites siempre describen una elipse. Algunos satélites tienen órbitas ecuatoriales, alineadas con una inclinación de cero grados, apoyadas sobre el Ecuador terrestre.

Órbita GEO
La órbita geoestacionaria es la más utilizada. El periodo de su órbita es de 23 horas y 56 minutos, igual que la rotación de la Tierra, por ello no es necesario hacer el seguimiento del satélite desde la Tierra. Su uso más frecuente es la televisión. Está a 36000 km de la Tierra.

Órbita LEO
De baja altura, entre 200 y 3000 km. Se empezó a utilizar en telefonía celular por la saturación de la GEO. Son órbitas circulares y de menor consumo, pero requiere de centros terrestres que hagan el seguimiento de los satélites.

Órbita MEO
Los satélites de órbita terrestre media (MEO) van desde los 3000 km hasta la altura de los geoestacionarios. Describen órbitas elípticas y consumen más que los de la órbita LEO. Por eso, el costo de la puesta en órbita es mucho mayor.

miércoles, 24 de agosto de 2011

24 de agosto de 2006, el día final.


D. Samara Gallegos Romero

Por poco más de tres cuartos de siglo, el mundo entero aprendió que el Sistema Solar estaba compuesto por nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.

Sin embargo, si algo nos ha enseñado la astronomía es que nada es para siempre, y las cosas cambiaron el 24 de agosto de 2006. La Unión Astronómica Internacional (IAU) eliminó de la lista de Planetas a Plutón, y lo colocó en la  nueva categoría de “planeta enano”. La razón para ese cambio se dio a raíz de los descubrimientos de objetos que orbitan más allá de Plutón –en particular el objeto denominado Eris– que parecen ser más grandes que Plutón.
 
Como resultado, la Unión Astronómica Internacional propuso una nueva definición de "planeta": un cuerpo que gira alrededor del Sol sin ser satélite de algún otro objeto, y es lo suficientemente grande para ser redondeado por su propia gravedad (pero no tan grande que empieza a sufrir la fusión nuclear, como una estrella) y que ha "limpiado su vecindad".

Así, es como hoy conmemoramos cinco años de la redefinición del Sistema Solar, mostrándose así nuevos panoramas producto de nuestro mejor entendimiento del Universo.

lunes, 15 de agosto de 2011

LA SEÑAL WOW!


Por Douglas Alberto Gómez Reyes

Big Ear, de la Universidad Estatal de Ohio, ha sido uno de los radiotelescopios más famosos en la investigación de la vida inteligente extraterrestre, por lo menos, por el optimismo que logró infundir en los investigadores. La noche del 15 de agosto de 1977, mientras el telescopio rastreaba 50 canales en la frecuencia del hidrógeno, uno de dichos canales, en concreto el dos, dejó constancia de una transmisión inusual. El voluntario que hacía guardia esa noche, Jerry Ehman, profesor de la Universidad Franklin de Columbus, rodeó con un círculo los enigmáticos registros de la impresora y dejó escrito al margen un exclamativo: Wow! Sin ser consciente de su acción, acababa de bautizar una de las señales más famosas y controvertidas de la historia del proyecto SETI (del inglés, Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre).
Wow!, es una señal que se destacó sobre el ruido del fondo y que en cuestión de 37 segundos incrementó de manera sensible su sonido hasta reducirse y finalmente desaparecer. Se descartó que la señal procediera de la Tierra puesto que 37 segundos era el tiempo necesario que el radiotelescopio Big Ear necesitaba para registrar un punto fijo del espacio; es decir, toda señal procedente del cielo debía incrementarse y decrecer en 37 segundos tal y como sucedió con Wow!
Por otra parte, la señal no era continua, sino intermitente, como quedaba de manifiesto por el hecho de que tan sólo aparecía registrada en uno de los dos receptores del telescopio. En el observatorio de Ohio llegaron a la conclusión de que las ondas Wow! Respondían a una señal fuerte, intermitente y dirigida, y que la fuente de emisión estaba en el espacio exterior. Se abrió la incógnita: ¿podía tratarse de una señal emitida por una civilización extraterrestre? No era descabellado, pero también podía proceder de una sonda espacial terrestre, de la que los científicos del Big Ear no tuvieran noticia. El misterio sólo podrá desvelarse si la señal aparece de nuevo y, desde entonces, los radiotelescopios no han sido capaces de detectar al día de hoy nada similar.

jueves, 11 de agosto de 2011

CATEGORÍA: SUPER PESADOS


Por Douglas Alberto Gómez Reyes

En julio de 2010, mientras medio mundo estaba de vacaciones, las revistas científicas traían noticias sorprendentes y maravillosas. Con el aburrido nombre de R136a1 se bautizaba a la estrella más masiva hasta ahora descubierta, y al decir masiva vaya que realmente lo es: ~ 270 masa solares. 

Ubicada en la nebulosa de la Tarántula, en la Gran Nube de Magallanes, R136a1 desafía las leyes de la física bordeando el límite de luminosidad (límite de Eddington) con 8 millones setecientos mil veces la luminosidad del Sol. Se estima que en sus comienzos R136a1 pudo llegar a tener 300 veces la masa solar.

A raíz de este descubrimiento los científicos plantean enserio la posibilidad de que R136a1 estalle como una hipernova, es decir, que una estrella tan masiva que después de estallar como supernova aún tenga masa suficiente para que su núcleo rebase el límite de Chandrasekhar y se convierta al instante en un agujero negro.

Hasta antes de R136a1 la estrella más masiva era WR102ka, una gigante azul ubicada en la constelación de Sagitario con una masa estimada en 150 veces la del Sol.

jueves, 14 de julio de 2011

Tycho Brahe (1546 - 1601)

Por Douglas Alberto Gómez Reyes
 
Proveniente de un linaje de señores feudales, Tycho Brahe nació en el seno de una familia acomodada en el año de 1546 en Knudstrup, Dinamarca. Fue el mayor genio observador de su época y obtuvo los datos astronómicos más exactos de aquél entonces.

Su verdadero nombre fue Tyge, que se traduce a Tycho en latín, Fue criado por un tío que lo adopto desde niño y siempre procuro para él la mejor educación posible. Estudió latín, retórica y filosofía, componía música, escribía poesía y se intereso por la astrología, pasión que lo llevo a estudiar astronomía con los mejores astrónomos de su época en la universidad de Leipzig.

Como muchos hombres de su época, era religioso y no podía aceptar la teoría copernicana que rebajaba a la Tierra para darle un papel secundario en el Universo, y propuso su teoría en que la bóveda celeste giraba alrededor de la Tierra una vez al día; además todos los planetas giraban alrededor del sol, y este a su vez giraba alrededor de la Tierra.

Estudioso incansable del Universo, pretendía hacer un inventario completo y autorizado del cielo y a pesar de todo tuvo precisiones como la determinar la duración del año con un error menor a un segundo. Hacia el año 1572 vio una supernova, que es una estrella brillante, y publicó que las estrellas podían tener un principio, un medio y un fin, lo cual era una idea revolucionaria en su tiempo.

Enterado de su obra, el rey Federico II de Dinamarca le ofreció la isla de Hvenn, cerca de Copenhague,  para que construyera un observatorio. En ese mismo lugar edifico un castillo que llamaría Uranienburg (castillo de los cielos). En ese mismo lugar Tycho comenzó a acumular datos, graficas, registros de todas sus observaciones, e incluso en una esfera celeste, que tenia metro y medio de diámetro, marcaba la posición de las estrellas conforme las identificaba. Construyo un enorme cuadrante, el cual necesitaba de ¡20 hombres para levantarlo! a fin de dar exactitud a sus observaciones y cálculos.

Al morir el rey Federico II, Tycho Brahe pidió ayuda al emperador Rodolfo II de Praga, monarca que se interesaba por la astrología. En Praga, Tycho observó a Marte e hizo de éste proyecto uno de sus favoritos. Realizó observaciones del movimiento aparente entre las constelaciones de Marte y de otros planetas, datos que fueron los más exactos obtenidos hasta décadas antes de la invención del telescopio.

Por la carga de trabajo que tenia Tycho Brahe, buscó un ayudante, e hizo venir en 1600 a Praga a Johannes Kepler quien anhelaba trabajar con el hombre de la nariz de oro para conocer sus observaciones; sin embargo el fin de Tycho se acercaba y murió en 1601.


domingo, 10 de julio de 2011

Un pequeño gran enigma sin resolver


Por D. Samara Gallegos Romero

Anticitera (también escrito como Antiquitera) es una isla griega situada al Sur del Peloponeso y al Noroeste de la isla de Creta. Anticitera es una isla hermosa y tranquila del mediterráneo famosa por los espléndidos avistamientos de eclipses. Pero lo especial de Anticitera y de una maravilla extraordinaria es que durante siglos guardo entre sus aguas cercanas un mecanismo planetario de alto nivel astronómico.

En el año de 1900 entre la isla de Creta y Anticitera se hallaron los restos de la carga de un barco que naufrago por al año de 65 A.C. Entre los restos se halló un trozo de roca en cuyo interior había un engranaje. En un principio se pensó que era uno de los primeros relojes mecanizados de la historia, sin embargo se trataba de un hallazgo mucho más importante, pues se trataba de un artefacto altamente sofisticado encontrado nunca desde la antigüedad hasta la Edad Media, que incorporaba avances tecnológicos que los que no se supo sino hasta el siglo XVI.

La máquina de Anticitera es uno de los primeros mecanismos de engranes conocidos, y se cree se diseño para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. Después de varias reconstrucciones realizadas en laboratorio, se llego a la conclusión por medio de estudios de rayos X que se trataba de un mecanismo basado en engranes diferenciales, lo cual resultó sorprendente dado que los primeros casos de estos mecanismos hasta antes de su descubrimiento se ubicaban en el siglo XVI.

De acuerdo con los estudios iníciales llevados a cabo por el historiador Derek J. de Solla Price (1922-1983), el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios posteriores creen que el dispositivo era lo bastante más “inteligente”.

Sin embargo, se sospecha que parte del mecanismo se pudo haber perdido, y los engranes adicionales podrían haber representado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, habría predicho con una exactitud casi perfecta las posiciones de todos los cuerpos celestes hasta ese entonces conocidos.

Un equipo internacional de científicos de las universidades de Cardiff (Gales, Gran Bretaña), Atenas y Tesalónica (Grecia), en colaboración con el Museo Arqueológico de Atenas y la Institución Cultural del Banco de Grecia, usando técnicas desarrolladas por Hewlett-Packard y X-tex para el estudio del mecanismo de Anticitera, desarrollaron los instrumentos para obtener fotografías en 3D basándose en tomografía computarizada de alta resolución. El resultado fue una calculadora astronómica que podía predecir la posición del Sol y la Luna en su travesía por el cielo. El artefacto mostraba las fases de la Luna en cada mes basado en el modelo de Hiparco.

El mecanismo planetario de Anticitera  tiene dos escalas en espiral que cubren el ciclo Calípico (cuatro ciclos Metónicos, 4x19 años) y el ciclo de Exeligmos (3 ciclos de Saros, 3x18 años), prediciendo los eclipses de Sol y Luna. Sin embargo el mecanismo es más sofisticado de lo que se creía con un elevado nivel científico en su diseño. Para ubicar la edad del mecanismo de Anticitera se basó en un estudio de las letras que pueden leerse en él y se estableció su construcción entre los años 150 y 100 A.C., más antiguo de lo que se estimaba. Se cree que su diseño fue desarrollado por Hiparco.

En julio de 2008 se publicó en la revista Nature que el mecanismo servía para fijar con exactitud la celebración de los juegos olímpicos en la antigüedad. El interior del artefacto tiene una inscripción que indica Nemea (en referencia a uno de los juegos más importantes, los cuales iniciaron en el año de 776 A.C.), y Olimpia. Se estima que con los diales del mecanismo de Anticitera se fijaba con precisión la última Luna llena más próxima al solsticio de verano cada cuatro años, fecha en la que se iniciaban los juegos olímpicos.

En 2010, el grupo de investigadores de Tacoma-Quilmes, integrado por James Evans y Alan Thorndike de la Universidad de Puget Sound (Tacoma, EUA) y Christian C. Carman de la Universidad Nacional de Quilmes realizaron importantes contribuciones, y propusieron una novedosa forma en que pudieron haberse mostrado los movimientos planetarios. Ellos creen que el mecanismo no mostraría a los planetas en el zodíaco, sino en ciertos eventos importantes para los astrónomos, como el comienzo o fin de una retrogradación planetaria, la ocultación planetaria y estelar, eclipses, etc.

Hasta ahora, dado lo enigmático del mecanismo planetario de Anticitera no falta la teoría de un origen extraterrestre. Sin embargo, los estudios sobre la Edad Clásica muestran un gran y desarrollado nivel científico de los griegos por lo que las teorías extraterrestres quedan invalidadas. Muy probablemente la documentación sobre estos desarrollos astronómicos y mecánicos fue destruida en la quema de la biblioteca de Alejandría por las tropas de Julio César en 48 A.C.

Ver video documental:
http://www.youtube.com/watch?v=Pmyagx-Sa-U&feature=related